Eran cerca de las dos de la madrugada cuando sentí que
algo se movía por la ventana del segundo piso. Fui sigilosamente a ver que
sucedía, puse la mirada atenta y al pasar unos segundos vi una silueta que salto. Esa noche no había
luna, solo la luz de un poste lejano que iluminaba.
Me moría de miedo pero la curiosidad pudo más. Fui a
enfrentar a esa bestia mientras pensaba ¿Qué hacía en mi casa?, ¿Qué quería?, ¿Quién
era? …
Illa: (maullido aterrador) MIAUUUUUUUUUUUUJJJ!!!
Extraño: jajajajaja qué pasó
gatita, sólo quise saludarte.
Illa: Idiota!, ¿Quién eres?, ¿Qué haces aquí? - mientras se lamia sus pelos esponjados de su
cola.
Extraño: Me llamo Chester
Illa: ¿De dónde vienes?
Chester: De por aquí y por
allá, soy un gato libre. Y tú minina estas libre?
illa: A ti que te importa! –illa
se hacía a la desinteresada pero por el rabillo del ojo lo observaba y pensaba
que era un gato apuesto.
Chester: Y tú minina fina, ¿Cómo
te llamas?
Illa: No hablo con
desconocidos, así que mejor sal de aquí antes que me dejes tus bichos y piensen
que son míos y me lleven al veterinario.
Chester: (socarronamente) ¡Qué
delicada! ¿Y así eres siempre tan amable?
Illa: Sí, así soy de encantadora
Chester: Por tus patitas delicadas veo que no has
vivido mucho, que no has salido de este techo ¿Me
equivoco?
(Comienza a lamer las patitas)
Apostaría que sueñas con salir de este castillo de cemento y recorrer los
techos, las calles y los parques. Pero te mueres de miedo porque eres una
minina engreída y vanidosa.
Illa: (muda)
Chester: Si callas… otorgas, entonces me das toda la
razón jajajaja
Illa: Techero brabucón fuchi
de mi casa, o quieres que llame al perro de arriba para que te saque de la
cola, fuera!!!!
Esa noche Illa moría de
cólera, por todas esas palabras de ese gato callejero.
Illa:(pensaba) Todo eso que dijo, con tan solo conocerme unos
minutos. ¿Tan predecible soy?, ¿Será tan
paja las calles olivenses?, ¿Qué pasaría si salgo y no puedo volver?, de pronto
sentí un escalofrió y volví en sí. No, a la calle no vuelvo más.